lunedì 27 aprile 2015

EMPANAR A UN GUISANTE

Con motivo del día del libro he tenido la   ocasión de escuchar un debate de lo más absurdo, pero tantas veces repetido, sobre la dedicación y el tiempo, sobre todo el tiempo, que nos regalan los escritores con sus obras. Lo mejor llegó cuando alguien postuló que el ejercicio de escribir era algo indisolublemente burgués...

Perdona, lo siento mucho, pero esto será aquí en España donde una monarquía y aristocracia demasiado arraigadas han hecho que cualquier escriba haya rastreado una cruz de Santiago por su genealogía para legitimar su oficio, sin hablar de premios Nobel que hasta se han ganado un marquesado, cuando su lugar natural habría tenido que ser el Juicio de Nuremberg.                                                                                      Por suerte en mi país a partir de la unidad de Italia un ridículo sistema educativo hizo que el oficio de contar recaíese sobre una embrional clase media que pasaba sus días contable y sus noches relatando los convulsos días que pasaban frente a su ventana.

Que se siga diciendo que la escritura es un privilegio burgués no me parece una provocación, sino una mera idiotez...Seré ingenua, pero desde que se implantó la educación obligatoria cualquier persona dispone de las herramientas para ser escritor y...Quién más que el obrero se merece un hijo escritor.

Enfin mientras hablaban me escondí en el retrete del curro y sin tardar más de 3, 47 minutos (osea lo que se tarda en hacer aguas mayores cuando tu jefe tu está esperando)  he parido este poemita, con  mi soso estilo a lo Gianni Rodari (ese sí que era un orgulloso trabajador) que espero  demuestre que el arte no se gana con tiempo, sino con talento, porqué no hay nada mas exasperante que la tarea nimia y constante, de empanar a un guisante.

Necesidad imperante
que naces del olor, del rozarse con la gente
y escuchar el tímido rumor del dolor desgarrador
de otra alma desgraciada
no se trata simplemente de no apartar la mirada
sino de regalar un poco de trascendencia
a una desconocida e inventada conciencia.
Un canto junto que nos permita volar
no sabe de tiempo, no importa la dedicación
es un ardor  animal
esta necesidad de contar.

Por cierto no quiero fardar de talento ni de nacionalidad,  ésos son valores burgueses.

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