"Con lo que yo me estaba amando a mi misma..."
Santa Teresa de Ávila me obsesionaba en la adolescencia en cuanto la única monja sincera y capaz de manifestar la exitacion sexual que le provocaba el Cristo de una manera tan poética que sólo pudieron apreciar otros ojos privilegiados que trabajaban, sin ser siervos, por el mismo gremio de ella. Como el escultor Lorenzo Bernini que inmortalizó Teresa durante el climax de su fantasía.
Un homenaje a todas las mujeres que nos amamos más de lo que un hombre podría imaginar.
Profunda fue la pena al saber que el antebrazo y la mano con la que se solía brindadarse un placer cristiano y clitorideo a la vez, acabó velando los sueños de un enano ponzoñoso y de su casta y seca mujer, también conocidos como caudillos de España.
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