venerdì 16 marzo 2018

EL VIENTRE DE ALQUILER Y EL POST MACHISMO: NOS HA LLEVADO MILENIOS PERO AL FINAL LE HEMOMS ARREBATADO A LAS MUJERES LA CERTEZA DE LA MATERNIDAD





                “En el luminoso centro está el individuo y de él o ella irradia la familia, unidad esencial de intimidad y amor. Porque es la familia la que transmite a nuestros hijos, al siglo XXI, nuestra  cultura, nuestra fe religiosa, nuestra tradición y nuestra historia.”
                                                                                                                             George W. Bush 2001
                                No queridas no se trata de una inspiración para las que buscáis una frase para tatuar, sino de una prueba de como el post-machismo es un discurso muy completo que se va construyendo desde hace década como defensa ideológica para defiende el estructura heteropatriarcal.
                Siempre se ha dicho que la sumisión sistémica de las mujeres es necesaria para impedirles educar  a su prole en la igualdad y en el empoderamiento,  pero los andamios sobre los que se regía esta manera de vivir se han ido derrumbando uno a uno tras 300 años de pensamiento feminista,  y los machos acojonados de quedarse sin nadie que les cuide han planeado un sistema prueba de bomba para seguir teniendo hijo e hijas que vayan predicando su mensaje supremacista por el mundo.
Es importante recordar que aquí solo pretendo hacer un resumen de un artículo de la antropóloga ….. que se mueve en el contexto del feminismos estadounidense (que acepta la idea de que se pueda alcanzar la igualdad sin tener que prescindir del capital) y tener en cuenta la supremacía de la etnia WASP (blanco, anglo-sajones y protestantes) en  la sociedad de EEUU.
                Éste arma es el vientre de alquiler. Un concepto que para alguien sique siendo muy complicado de abordar por encontrase en los límites de lo público y de lo privado, menos para quienes crean en la dignidad humana  como base para construir un futuro donde todas las personan sean iguales.
                Cuando el mundo se regía meramente en las leyes de la naturaleza la maternidad pudo ser biológica (una madre y la prole que ha salido de su vientre) o social (adopciones)  mientras que la paternidad, al carecer de certeza biológica, tiene que considerarse como una construcción social.
                Desde los años ’60 una serie de innovaciones tecnológicas han sucesivamente alejado la relación (antes absoluta) entre el coito y el embarazo: lo primero fue la aceptación social de unas formas de control de natalidad lo que hizo que mantener relaciones sexuales no llevara obligatoriamente a un embarazo y hasta aquí todo fantástico, la liberación sexual ha sido un logro estelar en la historia del feminismo, pero  es discutible el uso  a su favor que el heteropatriarcado ha hecho de nuestros hermosos, libres y auto determinados cuerpos.
Luego llegó la fecundación en vitro, cuyo objetivo en sus albores era arreglar las mujeres imperfectas que no podían llevar a cabo su consigna ante el mundo, dar un hijo a sus maridos, que por eso  trabajaban y se habían hecho con un chalet cándido en las afueras. Estoy hablando desde un punto de vista patriarcal, ésta claro que la fecundación en vitro en si tiene ventajas, una sobre todas: separó la necesidad de tener coito para quedarse embarazadas.
Y ahora en época de “maternidades subrogadas” no existe ninguna necesidad de haber una unidad orgánica y biológica entre el feto y la madre.
                La maternidad subrogada por una pareja heterosexual solo sería “justificada” (entre comillas y para quienes quieran justificar esta barbaridad) para casos en que la mujer no pueda llevar a cabo una gestación, pero en muchos casos si podría facilitar sus óvulos para ésta nueva vida, pero debido a causas legales nacidas de los primeros nacimientos “subrogados” ésta práctica no se lleva a cabo, prefieren garantizar la  pertenencia del recién nacidX  al padre.
                Ahora bien, cuando unX bebé subrogado viene al mundo hay que  inscribirlo y el padre puede certificar su paternidad sin la necesidad  de  hacer una prueba de ADN (si cada duro se encontrase con su dueño y cada hijo con su padre…la que se armaría, solía decir una vieja tía)  mientras que la madre de alquiler no puede reclamar la maternidad y  la esposa del padre  biológico tiene que tramitar la adopción del hijo de su marido.
                Así que gracias a la tecnología los hombres han logrado asegurarse la paternidad dejando la maternidad como servicio (la reproducción) o como bien de consumo (adopto/reconozco como mía la role que mi marido ha conseguido gracias a otra mujer, cosa que no es para nada novedosa) y esto tiene resultados terribles para la esposa del padre, que se encuentra teniendo que cuidar hijo que deseaba pero que no es suyo, se le ha negado toda participación en el procesos y en todo momento y para toda la vida se verá deslegitimizada en la toma de decisiones de todo lo referente a este individuX.
                El afán para asegurarse el control sobre  las almas de la familia viene del protestantismo en el cual  el padre es  autoridad en la familia como dios lo es en el universo.

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