UN GLOBO

Algún idiota
ha engalanado Puente de Vallecas
con globos amarillos
regalándome un despertar
a barras y estrellas:
imagino que los sueños se hagan realidad
de la manera más material.
Como un idiota
he cogido uno,
pero es sencillamente difícil
domesticar un globo
en el metro de las siete en punto.

Me dá la razón una chica gorda
con una biblia forrada de papel naranja,
Su mirada no podría ser más severa.
De mi parte me alegra que pueda encontrar
en esas páginas de papel cebolla
los mismas emociones
que me regala mi globo.
Susurra algo
¿y si fuera bruja?
A lo mejor la bruja sólo estaba envidiosa de mi globo;
ella hubiese querido atarle una carta al cordel
para enviarla a Dios.

Yo soy más cínica
me quedaré con mi globo
hasta que esté arrugado,
flojo y sin helio.
Lo explotaré con regocijo,
olvidando nuestra amistad
que solo duró el tiempo de
un viaje a las afueras de la ciudad.